La comida de los niños
La hambruna
en el mundo es un tema de nunca acabar. Las medidas para combatirla nunca han
sido suficientes, la mortandad causada por
ella es terrible. Países como los del continente africano y Corea del Norte son muestra de ello.
Estas noticias irónicamente al publicarse en los periódicos alimentan a los
articulistas y a las familias de los mismos. De la tragedia y el desamparo de unos,
el alimento y la estabilidad de otros.
Al ir a mí
lugar de trabajo trato siempre de realizar una acción que aporte un grano de
arena al drama de la alimentación, ofrecer una pequeña cantidad en efectivo a
algún necesitado que me tope en los vagones del subterráneo, compartir parte de
mi almuerzo con algún indigente a las puertas del lugar donde laboro. Una
pequeña acción que me hace sentir parte de aquellos que deseamos cambios
sustanciales en la vida de los que están
en desgracia.
Laboro en
una librería de cierto prestigio en la ciudad, donde los pensamientos son la
principal materia prima y el saber se cotiza a precios según su
importancia o relevancia, su exclusividad y carencia. Estoy en un lugar
privilegiado, la esencia de la humanidad está al alcance de mi mano convirtiéndome en el guardián del tesoro más grande del mundo, un librero
alimentado por la fuerza que domina a los hombres, ese ente supremo llamado
conocimiento.
A mi
llegada, en la puerta de la librería siempre me espera “Su majestad”, un gato
de grandes ojos amarillos, negro con manchas blancas, con un abdomen voluminoso
producto de la comida que a diario le dejo en un plato a un costado de la puerta, del lado de afuera del templo de las ideas. Sus movimientos son
casi sugestivos y de una sensualidad única de sólo aquel que sabe como
transmitir su mensaje a través del lenguaje hipnótico del cuerpo.
“Su
majestad” no sabe lo que es sentir hambre, tiempo atrás se le podía ver siempre
alerta, como sus antepasados, siempre al acecho de su presa. Un ratón
agonizante entre sus puntiagudos dientes era una imagen que todas las tardes
adornaba la vista, su andar en pasos triunfantes dirigiéndose al callejón de al
lado donde se dispondría a masticar el alimento logrado era un acto continuo.
Al paso de los años sus reflejos se fueron mermando y en consecuencia su alimentación sustentada por su propio esfuerzo empezó a fallar, pero sabía que podía contar conmigo, con
aquel curioso de la intelectualidad que, por momentos, le ponía un tazón de
leche.
Han pasado
cinco años y “Su majestad” continúa en la puerta de mi templo, como una efigie
egipcia resguardando mi umbral a la espera de los sacrificios para cumplir con
los buenos augurios. Todos los días, sin falta, le lleno su tazón de leche
junto a una lata abierta de alimento para gatos, al término de mi jornada, el
tazón se presenta vació y la lata totalmente desecha, muestras del hambre
saciada de “Su majestad”.
Hoy como es
habitual, mientras me traslado a la librería estoy leyendo el periódico en el subterráneo,
entre sus titulares encuentro el siguiente:
“Corea
del Norte es una potencia nuclear sumida en el hambre”.
Sin duda
era el tema del momento, Corea del Norte representa una de las grandes
potencias bélicas del planeta, una economía controlada totalmente por un Estado
opresor, denominado el país más hostil del mundo, donde los extranjeros no son
bien recibidos y sus nativos son encapsulados en una burbuja miserable,
despojados de la globalización donde las comunicaciones a través del internet son
inexistentes, quebrando la voluntad de sus coterráneos con imágenes de un líder
que adorna todas las esquinas. Un país convertido en una amenaza sería contra
la existencia de la humanidad por su constante inversión en planes nucleares
para enriquecer uranio. Irónicamente ahora por hambre ellos podrían ser los
primeros en desaparecer. El clima como un justiciero vengador desde 1997 ha
realizado estragos en sus cultivos y plantaciones llevando el caos al sector
agroalimentario, ahora como hombres desnutridos al borde del colapso se hincan
ante el mundo pidiendo clemencia, rogando migajas de pan. Qué ironía, aquellos
dispuestos a imponer su poder ante el miedo y el terror son vencidos por los
golpes inanimados del hambre. Ante tal oportunidad los restantes países del
planeta están dispuestos a darles las sobras de sus platos si “El Terror de Asia” acepta cancelar su
carrera nuclear y armamentista.
Junto a los
recibos y la correspondencia sobre el tapete “Bienvenidos” me esperaba “Su majestad”, su cola oscilando con
movimientos de cámara lenta, maullando suavemente una canción a los cielos,
como si implorase misericordia al dios egipcio Seth, patrono de los oasis y creador de la sequía. Le acaricie el lomo, tome los papeles del suelo y abrí la
puerta. Una vez dentro de la librería, en una esquina de mi oficina ubicada en
el fondo, saque de la nevera un medio litro de leche y la lata de “Miau” comida rica en proteínas para
gatos. Ya servido “Su majestad” tomo un bocado, como si de un evento de catas
se tratara. Por lo visto no se encontraba lo suficientemente hambriento y se
echó al lado del plato, suspiró relajando su cuerpo, sin duda se disponía a
dormir una siesta, me encogí de hombros y di media vuelta dispuesto a iniciar
mis labores.
Recordando
el tema del Titán Hambriento busqué
en la estantería un libro titulado “Querido
Líder. Vivir en Corea del Norte”, un ensayo con tintes de investigación
periodística de la directora de Los Angeles Times la estadounidense Barbara Demick, sustentando en cinco
entrevistas realizadas a disidentes del régimen totalitario que sigue en pie a
pesar de la muerte del tirano Kim Jong II, sus testimonios son crudos relatos
de una realidad absurda y aterradora de millones de personas dentro del
territorio norcoreano. Cuando me disponía a comenzar mi lectura el sonido de
las campanas guindadas en el pomo interno de la puerta me anunciaron la llegada
de alguien, pensé para mis adentros que era un ávido lector en la búsqueda de
saciar su conocimiento pero al contrario, era Quiñones, un hombre alto de casi
1.90, fornido y casi azulado por el tono oscuro de su piel, sus dientes blancos
destacaban sobre el fondo negro de su ser. Un tipo agradable que siempre anda
de buen ánimo sin importar lo que pase. Quiñones es mi distribuidor de
revistas.
--¡Hey!
¿Cómo estás?—dijo luciendo su gran sonrisa blanca, una de esas que son casi
plásticas, dignas de una propaganda de dentífrico.
--Bien,
como siempre, todo bajo el control del hampa—Era una frase ya habitual en
respuesta a su saludo. Quiñones lo tomaba con gracia a pesar de que era una
víctima constante de la delincuencia desbordada en la ciudad.
--Jajaja
más nada. Vengo por las revistas que sobran del mes pasado para dejarte las
nuevas. Este mes en Bikini Urbano sale
una mami buenísima en la portada, impelable.
--El
paquete con las revistas a retirar está colocado al fondo, puedes tomarlo y
dejar las nuevas en el mismo lugar.
--Ok, ando
a la carrera. Mi esposa anda trabajando y los niños se encuentran solos en
casa, debo salir lo más rápido posible a prepararles algo para que coman, ya
casi es hora de almuerzo.
De pronto
Quiñones nota el artículo de periódico desplegado en el mostrador junto al
libro el cual me disponía a leer antes de su llegada. Arruga un poco la cara y
entrecierra los ojos mientras toma el periódico y murmura mientras lee la
noticia donde la hambruna vence a la peligrosa nación bélica.
--Hay que
ver que el hambre afecta a todos—me dice manteniendo esa actitud de algarabía
donde su sonrisa parece un tatuaje indeleble que no conoce traducir otras
emociones.
Yo no digo
palabra alguna y solo asiento.
--Aunque a
“Su majestad” parece que le va muy bien, está bien gordo ese gato. Come mejor
que muchos. Afortunado.
Esta vez la
falta de su sonrisa me desconcertó, al decir “Afortunado” su rostro se pintó de
ira, de sus ojos emanaba la frustración de la carencia. Con su barbilla
temblando y sus blancos dientes tras una cortina de saliva y fijando su mirada
en aquel gato vigoroso, dijo:
--Provoca
llevárselo al barrio—Luego en cosa de segundos el rostro afable emergió
nuevamente.
--Bueno debo retirarme
debo darle la comida a los niños, no olvides de revisar a la mami de la
portada, en la parte central viene un poster gigante para poner en la pared.
Nos vemos en quince días, acuérdate de tener listo el cheque de las revistas
vendidas.
--Claro, cuenta con eso.
En el transcurso del día
entraron pocos clientes a la librería, así que pude adelantar parte de mis
lecturas pendientes. Al momento de sentarme a verificar las ventas del día en
mi oficina, luego de haber cerrado la puerta del negocio por dentro, me dispuse
a disfrutar de un café negro recién colado en la cafetera eléctrica. Sacando
cuentas me inquietaba un poco el recuerdo de la actitud de Quiñones, su mirada
al gato y la furia implícita en sus palabras por la ventaja de “Su majestad” al
verse bien alimentado. El alto y sonriente moreno sería un enemigo despiadado
en un panorama donde los alimentos no existan y lo único comestible sobre la
tierra sea nosotros mismos. Algo así como La carretera de Cormac McCarthy, donde el canibalismo es la manera
de mantenerse con vida. Sin duda ante él yo perdería la batalla y me
convertiría en parte del menú. Siento escalofríos y sacudo la cabeza para alejar tan desagradables ideas de mi mente. Hora de irme y decirle adiós a “Su Majestad”.
Su plato aún está lleno, por lo visto no comió luego de su siesta. Lo llamo y no lo veo. No se encuentra en el callejón. Pienso en Quiñones. Pienso en la comida de los niños.
Su plato aún está lleno, por lo visto no comió luego de su siesta. Lo llamo y no lo veo. No se encuentra en el callejón. Pienso en Quiñones. Pienso en la comida de los niños.
...traigo
ResponderEliminarecos
de
la
tarde
callada
en
la
mano
y
una
vela
de
mi
corazón
para
invitarte
y
darte
este
alma
que
viene
para
compartir
contigo
tu
bello
blog
con
un
ramillete
de
oro
y
claveles
dentro...
desde mis
HORAS ROTAS
Y AULA DE PAZ
COMPARTIENDO ILUSION
LECTORMETALICO
CON saludos de la luna al
reflejarse en el mar de la
poesía...
ESPERO SEAN DE VUESTRO AGRADO EL POST POETIZADO DE BAILANDO CON LOBOS, THE ARTIST, TITANIC SIÉNTEME DE CRIADAS Y SEÑORAS, FLOR DE PASCUA ENEMIGOS PUBLICOS HÁLITO DESAYUNO CON DIAMANTES TIFÓN PULP FICTION, ESTALLIDO MAMMA MIA,JEAN EYRE , TOQUE DE CANELA, STAR WARS,
José
Ramón...
Gracias por sus palabras, va un abrazo.
EliminarExcelente relato! Noticia de Corea del Norte que sin duda hace eco en este trópico de sonrisas automáticas y carencias para digerir (y no sólo me refiero a los alimentos).
ResponderEliminarBuen provecho, Quiñones
Vaya Lector Metalico, excelente relato, me recordó un comic muy famoso en Italia llamado Dylan Dog, con un cierto suspenso y drama "Noir", gracias por compartirlo.
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