El crimen de la Generación Beat
Y los hipopótamos se
cocieron en sus tanques, de William Burroughs y Jack Kerouac (Barcelona:
Anagrama, 2010), es una novela que revive el crimen que marcó el inicio de la
contracultura americana en la narrativa estadounidense.
En el año 1944 Lucien Carr (1925 – 2005) apuñala a David
Kammerer hasta matarlo, deshaciéndose del cuerpo en el río Hudson. Para el
momento de la tragedia Carr era un estudiante de 19 años de la Universidad de
Columbia y compañero de habitación de Allen Ginsberg. Entre las amigas de
Lucien Carr se encontraba la novia de Jack Kerouac. La víctima era un amigo
cercano a William Burroughs. Todas estas conexiones alrededor del sangriento
hecho construyen el manuscrito que luego sería definido como el germen de la
Generación Beat: un movimiento cultural de escritores estadounidenses que, en un
lenguaje descarnado, exponen su rechazo a los valores clásicos americanos de los
años 50, escandalizando a la crítica por la presencia en su narrativa del uso
de drogas y de una desaforada libertad sexual.
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Lucien Carr, David Kammerer y Jack Kerouac |
Burroughs y Kerouac son confrontados por la ley, siendo considerados testigos y posibles cómplices del asesinato. Carr , acepta su
responsabilidad alegando defensa propia. Burroughs, logra evadir a la justicia.
Kerouac, cumple una breve condena. Lucien es encerrado por dos años en la
Correccional Elmira de Nueva York (a pesar de haber sido sentenciado a 20 años
de prisión). En 1945, Burroughs y Kerouac, afectados e inspirados por los hechos, deciden trabajar en conjunto el desarrollo de una novela: Y los hipopótamos se cocieron en sus
tanques, un manuscrito condenado
al olvido hasta el sensible fallecimiento del homicida, logrando ser publicado en
el año 2008 por Grove Press (las promesas realizadas a Lucien Carr, y las
complejas disputas legales, estacionaron la publicación en su momento). Al paso
del tiempo los escritores serían reconocidos y consagrados por otros libros:
William Burroughs, por El almuerzo desnudo
(Grove Press, 1959); y Jack Kerouac, por En
el camino (Viking Press, 1957).
En Y
los hipopótamos se cocieron en sus tanques, los autores se van alternando
las voces que narran, en primera persona, el transcurso de los días previos al
asesinato de Kammerer. Burruoghs, se hace llamar Will Dennison, y Kerouac toma el
nombre de Myke Ryko. La novela recrea los excesos de los jóvenes de la clase
media americana de los años 40: una generación marcada por la literatura, el
jazz, los estimulantes y el amor libre.
Dennison, Ryko, Phillip (Lucien Carr) y Ramsey Allen (David
Kammerer) son unos fiesteros irresponsables. Día y noche visitan bares, ingiriendo
una variedad de bebidas espirituosas y conversando de literatura, sobre todo de
la obra de Arthur Rimbaud:
̶ Rimbaud se creía que era Dios –dijo Phillip--. Puede que
ése sea el primer requisito. En la Cábala el hombre permanece en el umbral de
la vida vegetal, y entre Dios y él sólo queda un velo brumoso. Pero supón que
te proyectas verdaderamente a ti mismo como Dios, como el sol, entonces ¿qué es
lo que verás y sabrás? (p.85).
Phillip es el más joven del grupo, al tiempo que hace sus
estudios universitarios, es mantenido gracias a la ayuda económica que recibe de su acaudalado tío quien vive en un lujoso edifico de Central Park South. El joven viene de una familia
rota: su padre es un estafador que está en la cárcel; su madre (antes de
conocer al que sería el padre de Phillip, el Sr. Tourian) es una mujer de buena
familia que luego de terminar sus estudios se embarcó en una aventura lésbica
con una dama mucho mayor que ella, situación que la sumió en la angustia, convirtiéndose luego en una puritana moderna al término de su experimento
amoroso. Ante semejante panorama llega la figura de Ramsey Allen, un hombre de
35 años que hace amistad con la vulnerable Sra. Tourian (que debe lidiar con la
crianza de su hijo mientras su esposo se encuentra tras las rejas).
Allen presta especial atención y seguridad al pequeño Phillip, que para el
momento contaba con tan solo 12 años de edad. Ha pasado el tiempo y ahora
Phillip es un adulto con 19 primaveras y con un amigo de 42 años de edad
incómodamente inseparable. Allen siente más que una simple amistad y afecto
paternal por Phillip, está perdidamente enamorado de él y, en un giro de locura,
deja un prometedor futuro como accionista de una fábrica de papel para así
estar a tiempo completo con el joven que ocupa sus
pensamientos.
A medida que pasan los días, Dennison y Ryko van narrando
sus contactos e intercambios con los protagonistas de la tragedia. Dennison,
trabaja como camarero y se desempeña al mismo tiempo como detective para una
agencia que se encarga de ubicar a personas morosas. Es un adicto a la morfina, y el único miembro del grupo que tiene
un trabajo estable; también es el confidente de Ramsey Allen. Por otro lado, no mira con
buenos ojos la personalidad de Phillip:
̶ Agnes no quiere venir a cenar
porque está sin blanca. Todavía hay gente con orgullo.
̶ La gente tiene ideas tontas—dijo
Phillip.
̶̶ Sí—dije yo ̶, pero tú eres un
artista. Tú no crees en la decencia y la honestidad y la gratitud. (p.92).
Myke Ryko, trabaja como marino mercante, y cuando no está
navegando, se dedica a beber a costillas de su novia. Ryko, que juega un papel
importante en la trama, se convierte en la válvula de escape que Phillip
acciona ante el agobio que le causa la obsesiva presencia de Allen, quien insiste
que él es un reprimido que no termina de aceptar su orientación sexual:
̶ No sé por qué siempre tienes que andar con todos esos líos emocionales
tan complicados con las mujeres –le dijo--. ¿Por qué no puedes tener una
actitud normal con ellas?
Sí, me dije para mis adentros, «por
qué no podemos librarnos de una vez de las mujeres». Y en voz alta, dije:
̶ Al tiene razón, muchacho. ̶ Imité un tono de voz a lo Lionel
Barrymore ̶ . Las mujeres, Phillip, son
la raíz de todos los males. (p.114).
Phillip, hace planes con Ryko para embarcarse en alta mar como
marino mercante con el fin de alejarse de Allen. Es claro para el lector que
nunca logrará escapar ileso de su acosador.
En ciertos pasajes de la novela, Burroughs y Kerouac, alejan
su foco de los protagonistas con el fin de exponer las impresiones que tienen acerca del otro (en su condición de narradores también son personajes):
De alguna manera Dennison me
recordaba a un vaquero. Pero no uno de esos vaqueros que ves en las películas
montados en un caballo blanco y con un sombrero Stetson gris perla y una
cartuchera doble bien repujada. Will es el vaquero que lleva chaqueta lisa y un
medio Stetson, y que siempre está sentado en la mesa de cartas de la taberna y
se retira silenciosamente con su dinero cuando el bueno y el malo empiezan a
disparar. (p.90).
El viernes por la noche después del
trabajo encontré a Helen y nos fuimos juntos a mi apartamento. Pero Al, Phillip
y Ryko me estaban esperando en las escaleras. Saludé a Al y miré con asco a
Mike y Phillip sin decirles nada. (p.107).
La novela también revela el contexto histórico en el cual
ocurren los hechos: Phillip le comenta a Ryko que deben buscar una embarcación
que los deje en Francia, una idea que Myke considera alocada ya que el país se
encuentra en plena Segunda Guerra Mundial (en agosto de 1944 las fuerzas armadas de Francia, junto con
los aliados, liberan a la ciudad de París de la ocupación nazi. Curioso es, que
al igual que el país galo, Phillip es prácticamente invadido y busca aliados
para ser liberado). Para el momento de alistarse en el barco se les presenta un
problema burocrático relacionado con unas inasistencias que los inhabilita.
Ryko decide hablar con el supervisor, y para justificar sus faltas, le miente
diciendo haber estado presente en
Whashington viendo los debates sobre la Ley Pillsbury, evento que retrasó su llegada
a tiempo para las reuniones del sindicato:
̶ Bueno, ninguno de los dos –me volví
e hice un gesto hacia Phillip ̶ pudimos asistir a la reunión de anoche porque
estábamos en Washintong. Nos bajamos allí hace un par de días para ver los
debates sobre la Ley Pillsbury, la de la posguerra, en el Senado y en el
Congreso. Verás, nos emborrachamos y decidimos ir hasta allí porque…
̶ ¿Y qué os parecieron los
debates? ̶ me interrumpió el
funcionario.
̶ Vaya –dije, volviéndome hacia
Phillip ̶ . Ni Phil ni yo habíamos visto nunca nada igual. Era indignante estar
allí sentado y oír aquellos reaccionarios demócratas del Sur, aquellos cabrones
del impuesto de ricos como John de Georgia y Banken de Mississippi haciendo
discursos contra una ley como la de Pillsbury.
(…)
̶ Has estado estupendo –dijo Phillip.
̶ La psicología –dije yo—es que
quieren tener en los barcos tanta gente inteligente de izquierdas como sea
posible para difundir el dogma y convertir a unos bobos simplones en portavoces
de la clase obrera. Lo que es prácticamente igual al decirnos: «Difundid el
mensaje, muchachos.» (pp.
97-98).
A lo largo de la historia no se puede evitar sentir lástima
por Ramsey Allen, que es una víctima de sus sentimientos, un miserable consiente
de hacer el papel de tonto ante el hombre que no corresponde a su entrega:
Cuando terminamos de comer Phil
empujó el frasco de páprika hacia Al y dijo en voz alta:
̶ Venga, Allen, a ver cómo te comes
una cucharada de esto. Keats lo hacía.
̶ Bueno, yo no sé si… ̶ dijo Al.
̶ Te limpia el estómago –iba diciendo
Phil de manera que los de la mesa de al lado le oyeran ̶ . Será bueno para tu
úlcera. Si Keats lo hacía, ¿por qué tú no?
Así que Al cogió una cucharada grande
de las de comer espaguetis y echó un poco de páprika roja en ella. Luego se
metió entera en la boca y la aguantó allí.
Los ojos se le llenaban de agua
mientras trataba de mantener la sonrisa.
̶ Toma –dijo Phillip, empujando sobre
la mesa un vaso de agua hacia él ̶ .Tómatelo con agua. Lo empeora.
Le alargué un trozo pan a Al y le
dije:
̶ Come un poco de pan para hacer
bajar la pimienta.
̶ El agua lo
empeora ̶ insistió Phillip ̶ . El pan es un intermedio.
De manera que Al se bebió el agua y
las lágrimas le corrían por las mejillas de tanto como le ardía. De vez en
cuando agitaba la cabeza y decía: «¡Uuuh!» y después sonreía a Phillip. Todo
aquello era muy molesto e insistí en que Al tomase pan.
̶ Esto no nos lleva a ninguna
parte ̶ dije yo, pero no me escuchaban.
Así que Al seguía diciendo sus
«¡Uuuh!» sonriéndole a Phillip, como un idiota que está quemándose en la pira y
sonríe y menea la cabeza y va diciendo: «¡Chico, cómo duele!» a sus
torturadores. (pp.
100-101).
En la novela aparecen varias referencias del cine y la
literatura, entre ellas se destaca la mención y aparición del film francés El muelle de las brumas, dirigida por
Marcel Carné en 1938. En uno de los capítulos, Kerouac cuenta la salida al cine junto
a Dennison, Allen y Phillip, quienes disfrutan de la proyección.
Existen elementos en la película que hacen puente con las acciones de Phillip y
Allen: el protagonista, un soldado desertor, es asesinado antes
de lograr subirse a un barco (Allen desea acompañar a Phillip en su aventura
naval, pero bien le será imposible abordar el barco ya que será asesinado). Entre los personajes que hacen vida en el film, se encuentra uno de nombre Lucien (al igual que Lucien Carr, la persona
real encarnada en la figura de Phillip). Entre las referencias literarias, en otro de los capítulos Phillip se encuentra
en el apartamento de la novia de Ryko hojeando la novela Santuario, de William Faulkner (Jonathan Cape and Harrison Smith,
1931), cuyo argumento trata sobre una violación. Lucien Carr, al confesar su
crimen a Burroughs y Kerouac, sostuvo que su acción fue producto de la legitima
defensa, que David Kammerer lo atacó intentando violentar su cuerpo y que no
tuvo otra opción que apuñalarlo. En otro pasaje,
Burroughs hace un crítico homenaje al escritor estadounidense Jack London
(1876-1916), donde observa a un escritor siendo echado de un bar
debido a su embriaguez:
̶ Yo escribo cuentos en el Saturday
Evening Post.
̶ Me importa un bledo lo que hagas,
Jack – le decía el dueño ̶ . No te
quiero en mi local. Y ahora lárgate. ̶ Y dio
un paso hacia el grupo.
Ellos se echaron atrás, pero cuando
el propietario se volvió para entrar en el local, el hombre que escribía en el
Saturday Evening Post se le acercó de nuevo y se repitió todo el proceso.
(…) Tuve la sensación de que
discusiones estúpidas como aquélla tenían lugar en las esquinas de las calles y
en los bares y restaurantes de toda América. Por todo el país había gente que
se sacaba credenciales de los bolsillos y se las ponía delante de las narices a
otros para demostrarles que habían estado en algún sitio o habían hecho algo. (p.95).
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William Burroughs, Lucien Carr y Ginsberg |
Y los hipopótamos se
cosieron en sus tanques es un libro indispensable, la pieza inicial de uno
de los movimientos narrativos emblemáticos de la literatura norteamericana: la
Generación Beat. Kerouac y Burroughs, no pudieron ver su publicación en vida,
pero el tiempo les concedió la justicia que el sistema les negó.
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