Dedos Vulgaris



Qué dulce es la humedad que da cobijo a mis dedos. Su lengua reptando como serpiente, símbolo del pecado. Cuán agradable la sumisión de mis falanges bajo el embrujo de la seducción. No puedo evitar sonreír mientras ella con esmero busca excitarme con su masaje oral. No es por placer la mueca que pinta mi sonrisa boba, es la ironía que hace gracia en mí.


Esos dedos que parecen hurgar dentro de su boca sin conocer el fracaso de la nada han estado en muchos sitios, lugares que la harían reconsiderar su ansioso deglutir. Han rescatado teléfonos celulares de los inodoros, moldeado el moco de mi nariz y rascado mis testículos. También han invadido otros coños al tiempo que pintaron de ardor muchos rostros. Ella muestra ahora una sonrisa llena de esos dedos indecentes. Babea  torpemente diciendo un grotesco te amo. Chupa con saña al igual que el niño hambriento se aferra al marchito seno.


Sigue, no pares, haces bien en tragar el sucio de mis dedos pecaminosos.

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