Novia caída, un cuento inédito de Jonathan Bustamante / LectorMetalico

Susana se sienta en la sala, toma la taza de café acostumbrada a esa hora de la tarde, la luz del sol se posa de manera tenue en su apartamento en el piso 12 de un edificio ostentoso en la avenida principal.
Tiene una tv de 50 pulgadas de pantalla plana de última generación en la sala, en el cuarto matrimonial de hermosas paredes color crema hay un closet amplio, lleno de ropa, podría durante cinco meses ponerse un vestido diario y no repetir jamás prenda alguna.  Su esposo se ocupaba de los gastos del hogar, así que ella podía disponer de su sueldo para sus antojos y caprichos. Nunca imaginó que Alfredo le daría esta vida.
Ya pronto estaría de vacaciones, se iría a Italia y a Francia, siempre había querido estar en esos países que viven del romanticismo, del suave cantar de su lengua que los hace sumamente elegantes en su modo cotidiano y cuya  gastronomía al igual la enloquece. Como buena amante del arte que es, sabía que disfrutaría mucho ese viaje, pero estaba segura que Alfredo no lo disfrutaría de la misma manera.
Contempla las maletas, sabe que no usará todo lo que lleva, ya que comprará ropa de temporada durante su estadía en esas bellas ciudades. No deja de pensar en Alfredo, en cómo decirle que le gustaría que se fuera con ella a disfrutar el viaje.
Ve el reloj, falta poco para que él llegue de sus labores, se siente angustiada nuevamente, aunque la cena está lista y la mesa vestida no tiene ganas de compartirla con él. Se pregunta sobre las dificultades del amor... ¿Todos sufren por amor? Decide ir a su cuarto, saca de uno de los gabinetes su álbum de bodas, recuerda la cantidad de horas dedicadas en las primeras fotos durante los minutos previos a estar en  la iglesia y ser  la señora de alguien. Se queda pensativa mientras observa a la chica rubia de largos cabellos que caen con gracia elegante hasta la cintura, ve sus ojos que reflejan un sueño roto a pesar de estar en lo que debería ser el mejor día de su vida. Sonríe, pero sonríe sin ganas,  en sus labios se inicia un temblor mientras se salan con el contacto de sus lágrimas dando voluntad a los mismos para permitir la tristeza en forma de gemido. Ve las fotos de su matrimonio, y nota la ausencia de Alfredo en ellas, que angustia no verlo allí, tenía que haber sido él, él tenía que haber estado en ese momento tan especial de su vida.
En su closet entre abierto puede observar parte de su vestido de novia pulcramente guindado bajo la protección de un plástico trasparente. Suspira profundo y cierra el álbum de boda dejándolo sobre la cama, espasmos recorren su cuerpo de punta a punta. Se levanta para tomar el vestido y sacarlo del plástico. Lo contempla, llora con sollozos casi inaudibles mientras lo mantiene en alto tomado del gancho, luce arrugado pero majestuoso, mantiene un blanco intenso, aquel que en su momento representó el color de la pureza y del nacimiento de una vida de ensueño; ahora  representa el frío de la soledad, el blanco de la nada que acompaña los sueños rotos.
Decide ponérselo, esta vez no con los nervios previos al altar sino con el dolor que causa una pérdida, con el dolor de un adiós sin retorno. Ve su estuche de maquillaje pero decide que no será necesario ponérselo para el sitio a donde irá
Al posarse en el balcón observa las luces de los demás edificios y casas circundantes que  adornan y acompañan a la temprana noche, se voltea y ve de nuevo el reloj de la sala, sabe que pronto él  llegará y que el tiempo se agota. Se acerca a la baranda del balcón, asoma su cabeza y observa el paso de vehículos y peatones, todos ellos con prisa para retornar a sus hogares y ver al amor de su vida.
Suena un clic en la puerta principal, él ya está en casa, debe apresurarse, no puede dejar que la vea así, suelta sus manos de la baranda y balancea todo su peso  hacia afuera del balcón dejándose llevar  a ese viaje eterno que muchos aseguran no tiene destino alguno.
Carlos Domingo, el que le prometió amor eterno, que le tendió la mano luego de la muerte de Alfredo en un accidente de tránsito, abrió la puerta con una mano y con la otra sostenía un ramo de rosas, pensaba en la bonita sorpresa que le daría a Susana y en la cara que pondría al recibirlas. Se paralizó al ver sus piernas frágiles ahora en movimientos desesperados desapareciendo por la baranda del balcón, dejando como recuerdo un grito de dolor. Las rosas esparcidas en el piso son los restos de un amor que nunca tuvo salvación, pétalos testigos de  sueños rotos.





Comentarios

  1. Ya lo hablamos, buen texto, bien narrado.

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  2. El vestido de novia, que detalle tan femenino para morir como un ángel... Me gustó, no te imaginas cuánto. A veces, hay que salvarse de esas vidas perfectas, aunque parezca una locura.
    Besos,
    V.

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  3. Muy bien escrito tu cuento, Jonathan. Redondito,el factor sorpresa de un final impredecible, te paraliza un poco. Lograste el suspenso. Imagino como tu lectora y coautora que Susana prefirió desposarse "realmente" con Alfredo en el Más Allá.
    Por favor, colabora con nosotros en el blog: http://uncuentoentreamigos.blogspot.com Envía tus cuentos a uncuentoentreamigos@gmail.com a nombre de Luisa Satine, editora del blog.

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  4. Excelente historia, aunque trágica. Buena narración

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  5. Muy buena trama... está Redondo! Enhorabuena!

    :)

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  6. Agradecido por sus comentarios, todo un honor

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  7. Excelente!!!! ya nos diste a probar de tus escrituras.. ahora queremos más! :) ... un fuerte abrazo amigo!

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  8. Me encantó... tu narrativa es vivencial...

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  9. Esta historia es muy dura. Las imágenes remiten a la dispersión y la fragmentación, sin embargo, el final es demoledor, inesperado. La forma de mostrar una vida rota por el amor, es magnífica. Te felicito.

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  10. Muy bueno Jonathan, te felicito. Aunque la historia es fuerte, me gusto la narrativa. Sigue adelante!!

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  11. Muy buen relato! Felicitaciones!

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  12. Felicidades muy bueno... Tiene todos esos elementos que te atrapan y te hacen disfrutar por completo la historia, me encantó desde que toma la taza de café.
    Me queda decirte: quiero más...
    Jajaja
    Sigue adelante...

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  13. Un librero que escribe es doblemente maligno. Abrazos!

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  14. Qué historia tan triste y tan de la realidad, cuántos seres existen por ahí con el corazón roto por la pena y el dolor. Me encantó, casi me haces llorar, me hubiera gustado que la extendieras un poco más, me dejaste con las ganas. Estaré pendiente de lo que escribas en el futuro. Sigue así. Muy bueno. Te felicito.

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  15. Buena narración, excelente trama, diría que vi en mi mente cada escena como quien ve un cortometraje con las mas exquisitas tomas, me encanta el lenguaje semiologico que le diste, "El Vestido de Novia" elemento tan cliché y que rol tan bueno le otorgaste.

    Magnifico.. Felicitaciones Lector

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