Simone, la gran novela que no pudo ser
La literatura es el mundo del silencio, la interpretación de lo invisible donde las palabras conforman la energía de la vida. Simone de Eduardo Lalo, novela ganadora del Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos 2013 es una obra bien escrita, de citas y reflexiones inolvidables.
Eduardo
Lalo parte de las misivas que recibe un escritor y profesor universitario de parte
de un personaje incógnito que tomando palabras “prestadas” tiende una trampa de
oscuras dimensiones que destruyen las emociones.
El
personaje en el anonimato se hace llamar Simone,
tal como la filósofa francesa Simone Weil. Desde este personaje Lalo expone
rasgos calcados de la filosofa francesa, considerada esclava y víctima de un
sistema opresor, una pacifista extrema que comulga con las ideas revolucionarias.
A lo largo
de la historia el profesor y Simone
establecen una relación de amor que navega por las aguas de la confusión.
Desde el
inicio el ritmo de la novela atrapa al lector, lo hace partícipe de un juego donde al parecer todos pierden.
Aunque es una obra que no dudaría en recomendar,
tampoco es perfecta. Eduardo Lalo en una postura que raya en lo infantil cambia
el tono de voz del personaje principal en las últimas páginas invadiéndolo con
sus propios demonios en un acto visceral, exponiendo sus propias posturas sobre
la literatura española, el mercado editorial y lo herido que se encuentra al
sentirse (al parecer) menospreciado, un sobrante que hace gran daño a la
novela.
También me
deja un sabor amargo un error de congruencia (producto de su actitud sobrante
supongo) presente en las páginas 185; 187 y 188 (edición del premio impresa por
Monte Ávila) donde a un mismo personaje
lo llama utilizando dos nombres distintos. Me pregunto si el jurado conformado
por Piglia, Duno y Duschense en su “total” lectura de la obra daría las
recomendaciones para las correcciones pertinentes.
Una gran
novela que no pudo ser, pero que obtuvo un premio internacional.
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