La interpretación de un libro


Escribir es considerado un arte indestructible que desconoce el paso del tiempo pero,  sin el reconocimiento del lector se hace invisible e inexistente. El escritor argentino Juan José Becerra en su novela La interpretación de un libro desarrolla una historia interesante, sacando a la luz el drama presente pero a su vez imperceptible que conecta al escritor con su obra.

Mariano Mastandrea es un escritor angustiado por la poca receptividad de su novela Una eternidad, la misma yace apilada en las mesas de descuento sin captar el interés de algún lector. Día tras día se pasea por aquellas librerías que sirven de prisión a su obra, recorriendo las áreas cercanas con la quebrada fe de encontrar en las manos de un interesado la historia que el tiempo le solicitó contar. Cada vez más desgastado y taciturno decide ampliar sus infructuosos recorridos, hasta que lo inesperado revela lo siempre por él ansiado. En un vagón del subterráneo se topa con una linda dama que lee su obra, su nombre es Camila Pereyra. Ella no es una lectora común, es conocida como “la loca de los libros” una lectora obsesa.

Camila admira la obra y se involucra con Mastandrea, desea ser un personaje más de Una eternidad. La ficción se convertirá en una realidad insoportable.

Uno de los rasgos más interesantes de la novela es la interpretación de los cuadros de Edward Hooper que hace el autor a lo largo de la historia. Hooper es  famoso por retratar la soledad de la vida estadounidense contemporánea. Muchos de sus cuadros presentan libros leídos, abandonados, terminados o comenzados. Los personajes de sus cuadros de alguna forma interpretan el oficio del lector en soledad.

La interpretación de un libro es una historia inolvidable que deja interesantes interrogantes y aseveraciones: la lectura es una cosa de personas solitarias y a su vez de multitudes. Pero ¿Quién termina las historias? ¿El lector o el escritor?

Comentarios

  1. Otras de tus interesantes novedades, mi estimado.

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  2. Iba a decir joder pero digo sólo cáspita. Razón: sencillamente no da tiempo a leer todo lo que proponéis, cada vez más interesante. Vengo de un blog que me ha hecho deudor de un tal Eduardo Berti y de otro tal Jorge Franco, y ahora me topo con este Becerra. Ganas locas de leerlo todo. Para que luego diga Goytisolo que la novela ha muerto.
    Se leerá, aunque a su debido tiempo, claro está.

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