Espejo retrovisor
Juan Villoro es uno de los escritores más reconocidos de
nuestros días: dramaturgo, novelista, ensayista y cuentista, pero sobre todo un
cronista que ocupa un trono en el reino de las letras.
Espejo retrovisor es
un volumen de cuentos y crónicas que abarcan 30 años de escritura, son la memoria
del autor detrás del muro (libro) que se presenta al lector.
El libro incluye
tres textos exclusivos para la presente edición: «Confianza», «Forward Kioto» y «Arenas de Japón». Los
dos primeros son cuentos y el tercero es una crónica sobre su viaje al imperio
de los signos; los otros fueron publicados en sus libros Los culpables. (Almadía. 2007), La casa
pierde. (Alfaguara. 1999), Albercas. (Joaquín Mortiz. 1985), Los once de la
tribu. (Aguilar. 1995), Safari accidental. (Joaquín Mortiz. 2005), 8.8: el
miedo en el espejo. (Almadía. 2010), De eso se trata. (Anagrama. 2008).
En «Confianza» un hombre dedicado a la estadística viaja hacia Aguascalientes por asuntos de trabajo, junto a su asiento se
encuentra una dama de lindos pies que llama su atención. Ella conversa con un
conocido con el que se ha topado por casualidad en el mismo vuelo, mientras nuestro personaje escucha una confesión sobre el fracaso
amoroso del cual se alejan los pies hermosos. Al llegar a su destino nuestro héroe decide
abordarla y le sugiere compartir un taxi juntos. Cuidado, ella viene huyendo, no
es un simple abandono. El estadista suele recitar de memoria una lista de raza
de perros para tranquilizarse en sus estados de ansiedad. Ambos no son lo que
aparentan ser.
«Forward Kioto» es un homenaje a la fotografía y a la
amistad. La historia está dedicada a la reconocida fotógrafa mexicana Graciela
Itubirde, que también se convierte en un elemento importante en el desarrollo
de la historia. Un mexicano asentado en Japón comienza a recibir emails
que muestran fotografías difíciles de comprender, son un reenvío
desde la cuenta de un antiguo amigo y colega de apellidos
Rodríguez Chico, los emails se hacen cada vez más constantes, “forwards” que
detonan la memoria del destinatario trayendo los recuerdos de su trabajo junto
a Rodríguez Chico en la revista Ojo por
Hoja, un magazine dedicado al arte de obtener imágenes duraderas; se avivan
sus desconciertos y dilemas al ser testigo de una época marcada por la
transición de la fotografía analógica a la fotografía digital, donde también
conocerá a su actual pareja Naomi, una chica de ascendencia española-japonesa. Con
el personaje de Naomi Juan Villoro hace referencias a la literatura
de Tanizaki (Naomi es el
nombre de una de las obras más emblemáticas del escritor nipón), al igual que
en la novela del laureado escritor japonés Naomi representa en el relato el punto de quiebre entre las culturas de Oriente y Occidente. La dama
es un catalizador de las frustraciones que sufre el protagonista al verse desplazado hacía el pasado, no superando la desaparición del
cuarto oscuro donde alguna vez brillaron las imágenes reveladas.
La crónica «Arenas de Japón» es el tercer texto exclusivo incluido
en el libro, en mi opinión es el germen que dio origen al
cuento «Forward Kioto». Villoro narra su fascinante viaje por el país donde
cuestionar se hace imposible: ¿cómo
hacerlo en un entorno que no deja de ser armónico? La convivencia entre la
modernidad y lo tradicional, un equilibrio que se muestra imperturbable a pesar
de que Japón se presenta como un país de dualidades: voy a buscar un sitio tradicional en internet. Adolescentes que se
encierran en una habitación por tiempo indefinido con sus computadoras, ciber-reclusos
denominados hikikomori, outsiders que
representan una nueva variante de la melancolía del samurai. En Japón la naturaleza es un símbolo de poder que domina la vida,
los desastres naturales incluso han beneficiado su historia, se sabe de invasores que fueron repelidos en dos ocasiones por tifones, por ellos la palabra kamikaze que quiere decir “viento
sagrado”. El poder simbólico de la naturaleza se pone en evidencia en los
haikus: la poesía que sigue el principio botánico de la floración.
Para los amantes del manga y el animé Villoro narra su
encuentro con Shinichijiro Watanabe, director de la serie Cowboy Bebop en los estudios Sunrise (compañía que produce a
Gundam). En una curiosa conversación Watanabe asegura que la obsesiva redondez
de los ojos de sus personajes no es un signo de occidentalización, sino de
falsificación, la garantía de que se trata de seres imaginarios.
Japón se muestra como el país de las mascotas, incluso la policía
es representada por un muñeco llamado Pipo, nombrado así por el sonsonete de
las patrullas: ¿Qué tan violento puede
ser un país donde la agresión suele ser un privilegio autodestructivo y las
fuerzas del orden asumen comportamientos infantiles?.
Juan Villoro concluye que en Japón todo puede estar bien sin que entiendas nada, vivir rodeado de ideogramas en un entorno altamente operativo donde la única pieza desajustada eres tú.
Juan Villoro concluye que en Japón todo puede estar bien sin que entiendas nada, vivir rodeado de ideogramas en un entorno altamente operativo donde la única pieza desajustada eres tú.
Espejo retrovisor
es un esclarecedor mapa para aquellos que desean adentrarse en las letras de uno de los
autores más influyentes de nuestros días.
“Un libro sólo adquiere auténtica
existencia al ser leído, del mismo modo en que un espejo –que juzgamos insomne—sólo
despierta cuando alguien se asoma a él.”
Lo compré hoy en La librería de Nacho del C.C El Marqués.Lo tienen regalado (en 650 bs). Ya leí el relato "Los culpables" (muy bueno). El libro promete.
ResponderEliminarQue bien, sigue disfrutando de su lectura.
Eliminar